sábado, 23 de abril de 2011

#006

Bonita sonrisa, muñeco. La recuerdo perfectamente: era la que hacía que saliese la mía.
A veces la melancolía me golpea como un mazazo, sobre todo en estas tardes de primavera de cielo gris y gotas de lluvia frías. Pero tú ya no estás aquí ni lo estarás más. Tienes tu huequito en mi corazón, de eso no hay duda, pero no más. Ni una célula más de este corazón que antes era tuyo, pero que ya no late por tus huesos. Te echo de menos, pero sólo en tardes como ésta, en las que los recuerdos se abren paso por mis venas y me invaden hasta el alma. Tranquilo, se me pasará enseguida: es sólo a ratos, en los que te echo un poco de menos, pero no lo bastante como para coger el teléfono y llamarte. Por cierto, bonita voz, muñeco. La última vez que la escuché fue catastrófica, pero pareciste alegre de volver a oírme: casi tanto como yo. Fue como siempre, hubiésemos sido capaces de pasar toda la noche hablando, y no nos dimos cuenta de que los minutos nos volaban de entre las manos. Para cuando tuviste que irte, ya era demasiado tarde: no había tiempo para despedidas y las palabras se me perdían como si nunca antes las hubiese encontrado. Lo siento, ya no soy esa niña de largo pelo rubio y ojos dulces color miel que conociste y amaste; pero no soy muy distinta. Sé poner las cosas en su sitio y decir adiós cuando toca: tú fuiste quién me lo enseñó.
Te echo de menos, pero ni de lejos como antes. Sólo en estas tardes de primavera, de cielo gris y gotas de lluvia frías.

Disarm me with your loneliness
Just like always before
Deceive me out of my emptiness
Telling me how you love